lunes, 1 de octubre de 2012

Golpe avisado…


 
Cada vez que la derecha venezolana siente que sus planes conspirativos contra la Revolución Bolivariana pueden triunfar, empiezan a soltar un montón de perlitas que permiten entrever qué es lo que se traen entre manos.

Esta vez, el propio candidato de la derecha junto al conglomerado mediático que lo acompaña, ha dejado al descubierto que el plan para el 7 de octubre es hacerle creer a la oposición que es ganadora, ese día cantar fraude, sacar a toda su gente enardecida a la calle para “defender el voto” y desatar una ola incontrolable de violencia que permita exigirle al Consejo de Seguridad de la ONU una intervención extranjera.

Este escenario, que planteó el propio ex embajador estadounidense en Venezuela, Patrick Duddy en la Universidad de Duke y tal como lo expuso el dirigente de la extrema derecha venezolana, Yon Goicochea en un diario de circulación nacional, es el mismo plan que hace más de un año aconsejó el experto en guerra sucia, JJ Rendón, a la derecha venezolana.

En su reciente rueda de prensa con medios internacionales, Capriles Radonsky repitió lo mismo que días atrás le dijo al periodista Andrés Oppenhaimer de CNN “vamos a ganar con un millón de votos de diferencia”.

La frase repetida no generaría ninguna alarma proveniendo de un candidato normal, de un demócrata que respeta al árbitro electoral, el problema es que lo dice el mismo que protagonizó el golpe de estado de 2002, el mismo que asedió la embajada cubana, el mismo que persiguió dirigentes del chavismo y pretendió lincharlos el 12 de abril, el mismo que al asumir la Gobernación de Miranda desalojó a todos los médicos cubanos que trabajaban para el pueblo, quien dejó sin trabajo a cientos de venezolanos tan sólo por ser chavistas, quien convirtió al estado Miranda en el más inseguro del país (con un alto índice de paramilitares colombianos), el mismo que falsificó un documento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para generar molestias dentro de los militares y  el mismo que siempre ha desconocido al CNE, a todas las instituciones del país e incluso al derecho internacional.

Las palabras de Radonsky no alarmarían si detrás de él no estuviera la más antidemocrática y delincuencial oligarquía internacional, como Mezerhane y los demás banqueros prófugos, Guillermo Zuloaga, el ex presidente Álvaro Uribe, el sionismo en pleno, el narcoparamilitarismo colombiano y los más mercenarios funcionarios estadounidenses.

Es sumamente delicado ver que el candidato de la derecha, con semejante prontuario, diga que va a ganar las elecciones, aunque las encuestas demuestren lo contrario, porque él “sólo cree en los estudios que lo dan como ganador”. Es gravísimo que un golpista, que aún no ha asumido su responsabilidad, diga que “a este Gobierno no lo salva nadie” y que ya tiene designado su Ministro de Defensa, pero que no lo dirá aún porque es un militar activo. Sumamente grave que a días de las elecciones diga que “Chávez es cómplice de las guerrillas colombianas”, que “harán fiesta en PDVSA luego de botar al presidente Ramírez” y que se mantendrán en las calles defendiendo su triunfo. Es sumamente alarmante porque son las mismas palabras y matrices de opinión que manejaron antes y durante el golpe de estado de 2002.

Ni Capriles ni el resto de la derecha venezolana ha reconocido jamás al Consejo Nacional Electoral, a menos que los resultados les favorezcan, como en las elecciones de gobernadores de 2008 y las legislativas en 2010. Son los típicos niños ricos malcriados que piensan que juegan solos y que por lo tanto el triunfo siempre les pertenece. Esta vez decidieron jugar en el terreno democrático porque no les quedaba otra alternativa y porque al parecer se sintieron identificados con los ejemplos de Honduras y Paraguay, donde la derecha aplicó nuevas maneras para ejecutar y legitimar golpes de estado.

Si con una actitud desafiante Capriles irrespetó reglamentos mínimos del CNE, que prohíbe el uso de símbolos patrios en la campaña (como lo hizo con su gorra), si además engañó al CNE y al país entero con un plan de gobierno oculto (que no es más que una mera copia de las políticas que aplicó a sangre y fuego Carlos Andrés Pérez tras la masacre de “El Caracazo” de 1989),  ¿qué nos haría creer que este señor, hijo de una de las familias más adineradas del país, respetará los resultados del CNE, es decir, la voluntad del pueblo?

Lo más bárbaro y delicado es el apoyo inquebrantable que le han dado las corporaciones mediáticas, como CNN, FOX, ABC, El País, el Grupo Clarín, etc. Es hasta comprensible que un candidato se sienta como ganador y se lo exprese a sus seguidores, pero que unos periodistas oculten conscientemente los sondeos de opinión que durante más de 6 meses han demostrado que la tendencia es a favor del Presidente Chávez y repitan incesantemente que “Capriles ganará” sin el más mínimo sustento matemático o estadístico, revela que estas corporaciones mediáticas son parte de un plan. No se equivoca el periodista Pascual Serrano cuando dice que ahora a toda guerra le antecede un bombardeo mediático. Después de matar la verdad es que lanzan sus bombas y despliegan sus marines. Son los medios para la guerra.

Luego del cierre de campaña de Capriles en Caracas, la derecha posicionó vía twitter el mensaje “Chávez de pana te queda una semana” y con esta frase una ola de comentarios fascistas diciendo: “¿dónde se van a esconder los chavistas?”, “el 8 de octubre los meteremos a todos en un estadio nacional”, “Corran porque ya les queda poco”, “cuando veo a los chavistas me provoca sacar una metralleta y hacer tatatata”. Esos comentarios llenos de odio, soberbia e intolerancia, hicieron que muchos revivieran los episodios más lamentables del golpe de estado de abril de 2002.

El Presidente y Comandante Hugo Chávez los ha llamado a la cordura, tal como lo hizo antes, durante y después del golpe de estado de 2002. Ojalá escuchen y no vuelvan a tomar los caminos violentos, ojalá no vuelvan a provocar al pueblo, que como nunca antes está preparado para defender sus conquistas, ojalá que el 7 de octubre gane la cordura, la paz, la sensatez y la democracia protagónica y participativa. Ojalá! Ojalá algún día entiendan las palabras de Fidel cuando dice que “los revolucionarios no luchan porque no tengan nada que perder, sino porque tienen mucho que ganar”.        
El pueblo venezolano aún tiene un mundo por ganar!

Karen Méndez

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