Alí
Primera decía que el canto de los revolucionarios no es un canto de protesta ni
de malcriadez, sino una canción necesaria, esa que puede lograr que otros seres
humanos entiendan por qué se lucha y por qué se resiste ante un sistema opresor,
como lo es el Capitalismo.
Julián
Conrado es uno de esos cantores Nuestroaméricanos que piensa y siente lo mismo
que Alí. Dice que viene cantando desde el vientre de su madre, pero que fue con
los años, cuando empezó a ver y a sufrir las injusticias contra el pueblo
colombiano, cuando empezó a utilizar su voz y su garganta como un arma de
lucha.
“Yo
lo que digo en mi canto es la verdad. No se puede ser cantor sin decirle la
verdad al pueblo” sostiene Julián.
Una
de sus primeras composiciones fue “Dolor
y rabia”. La hizo para recordar la masacre de las bananeras en 1928. Tiempo
después, en 1973, compuso “La volqueta”,
sobre un camión para volcar carga que se robó el alcalde de Turbaco.
“Por
esa canción me llevaron a la cárcel, esa volqueta me llevó a conocer el estado
represivo colombiano….y ahora pensándolo bien, Shakira por sus canciones se
gana Grammys y yo por las mías me gano la cárcel, jejj, cada quien se gana el
premio de acuerdo a lo que canta”
Julián
recuerda que en plena juventud participó en muchos festivales de música y
poesía, siempre interpretando versos revolucionarios, pero nunca ganaba nada.
“Los que
me premiaban eran los del pueblo. Es que no se puede amar al pueblo sin ser
odiado por quienes los oprimen”
En 1972, Julián
participó en un concurso de poesía y ganó, pero el jurado no quería darle el
premio, no quería premiar sus versos incendiarios.
“Fue tan
fuerte el reclamo de la gente que no les quedó otra que dármelo. El premio era
un boleto para retirar un LP en una tienda. Yo escogí un disco de Los Guaraguaos,
“Es mi viejo” y allí estaban “Casas de
cartón” y “Contésteme tío Juan”
de Alí Primera”
Desde ese
momento, Julián se abrazó para siempre a su panita Alí y al canto necesario. Así
se convirtió en el cantor de los pobres de Colombia, esos que casi nadie
escucha o quiere escuchar.
“Mi
canto le da miedo a la oligarquía y al gobierno colombiano porque denuncio sus
infamias. Si uno refleja el mundo y lo canta con sinceridad vas a tener
problemas con el régimen, porque un cantor sincero no puede dejar de denunciar
que en Colombia hay una tiranía”
“En 1976 me
grabó Alfredo Gutierrez, dos temas que se llamaban `Recuerdos de un romance` y
`Mis Canciones`. Esto me llevo a ser conocido nacional y hasta
internacionalmente.
Luego
grabe con Mariano Pérez, diez temas en un disco, de los cuales dos eran de mi
autoria, una de despecho “Tristeza sobre
tristeza” porque venia de un garrotazo
sentimental; y “Chanchito altanero”,
donde denuncia el terrorismo de estado por parte del ex Presidente Turbay Ayala”
La
indignación y la repulsión por la sistemática violación a los derechos humanos
por parte del gobierno colombiano y en especial el asesinato de Camilo Torres,
hizo que aflorara la sensibilidad revolucionaria de Julián.
En 1980
fue candidato a Concejal por el Partido Socialista de los Trabajadores.
Luego se
incorporó a la Unión Patriótica, partido político que fue literalmente
exterminado por el terrorismo de estado, donde participaba en el equipo cultural
que acompaño al candidato presidencial Jaime Pardo Leal. Más de cinco mil
militantes y 3 candidatos presidenciales, fueron asesinados.
“Se buscaba la unificación de los patriotas para hacer una Colombia
nueva, donde se resuelvan los problemas fundamentales de la gente, pero
sobretodo, el problema de la tierra, que en este momento están casi todas en
manos de transnacionales extranjeras”
Callar
y morir, o cantar y guerrear, esas eran los únicas dos opciones que tenía Julián.
Optó por cantar y luchar, y ya lleva más de 30 años alzado en canto.
“Yo
no conozco la paz. Ni un día de paz conozco…no he vivido fuera del terrorismo
de estado”
Cuando
este cantor cartagenero decidió proteger su vida y formar parte de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia dejó de llamarse Guillermo Torres y pasó a llamarse
Julián Conrado.
“No
lo hice para ocultar mi verdadera identidad, sino para rendirle honores hasta
el último verso de mi vida a ese gran amigo mío, Julián Conrado”, que asesinó el
gobierno colombiano en 1983.
En
su canción “de mi pueblo para la
guerrilla”, Julián confiesa que él nunca ha querido la guerra y si ahora es
guerrero es por pura necesidad, y porque además, ya está bueno de tanta
explotación contra los proletarios.
“La lucha armada es un camino doloroso que algunos
revolucionarios hemos tenido que tomar. No me arrepiento, como tampoco creo que
se arrepienta Fidel, el Che, Guaicaipuro, el Negro Miguel, Hugo Chávez y otros
tantos. Si no me voy pal monte no estaría ahora hablando contigo”
Desde
2011, Julián está detenido en los calabozos de la Dirección de Inteligencia
Militar, en Caracas, Venezuela. Cruzó hasta este país aquejado por diversas
enfermedades: Hepatitis, Paludismo, leishmaniasis, recrecimiento de la próstata y por fiebres altas y
resacas de explosiones producto de los diversos bombardeos a los que ha sobrevivido,
entre ellos el del 1 de marzo de 2008, cuando el gobierno colombiano masacró a
Raúl Reyes y otra veintena de guerrilleros más en territorio ecuatoriano. Pero
sobre todo, Julián llegó hasta Venezuela buscando bases de paz.
“Recuerdo
aquella noche bajo una lluvia de bombas y balas…mi compañera y yo nos dimos un
beso; tranquila mi amor, le dije, si nos matan dejaremos un bello ejemplo de
dignidad; ella me dijo que también pensaba así. Entonces nos abrazamos fuerte y
nos quedamos esperando…pero tal muerte no llegó, seguramente le tuvo miedo a
tanto amor. Igual sucedió en el pueblito de Altamira de Cáceres, esa otra noche
de terror del 31 de mayo de 2011: el amor volvió a derrotar la reseca muerte”
El
gobierno colombiano pide su extradición para enviarlo a Estados Unidos, país
que ofrece 2.5 millones de dólares por su entrega. En 30 años no han dejado de
perseguirlo; imposible olvidar cuando el gobierno colombiano anunció que ellos
mismos lo habían asesinado durante el bombardeo al campamento de Raúl Reyes, y
exhibieron como trofeo, por todos los medios de comunicación, un cadáver que no
era el de él.
Pero
Julián no está solo. Un ejercito de cantores, abogados, cultores, periodistas,
intelectuales de Venezuela y de distintos rincones del planeta lo acompañan.
Todos le piden al gobierno revolucionario de Venezuela que le de libertad y
asilo político a Julián, así como se formalizo en solicitud hecha en julio del
2011. “Que no callen al cantor”, es lo único que piden. Todos saben que
enviarlo a Colombia y EEUU sería condenarlo a la muerte, a la barbarie.
“Todos
ustedes son mis abogados, su solidaridad es mi mayor defensa…yo estoy acá,
coñasiao`, pero fino, como dijo el ex guerrillero venezolano, Clodosvaldo Russian,
cuando entro de a la cárcel del burro…yo mientras tanto, en mi trinchera de la
dignidad, sigo componiendo. Ya llevo un montón de canciones. La última que
compuse se llama “el tremendo negocio”, sobre el negocio que tiene la oligarquía
colombiana y el imperio estadounidense con la guerra en Colombia.
Julián,
acostumbrado a la selva, sueña entre barrotes con la libertad. Quiere salir e
irse hasta Falcón para reencontrarse con Alí Primera, y así, junto a los hijos
de sangre y de alma de su eterno panita seguir componiendo:
“La
canción ahora es más necesaria que nunca para poder despertar conciencias,
corazones y poder salvar al planeta, a la humanidad entera, porque hasta un
ciego puede ver que este capitalismo loco está destruyendo todo”
Así
como la canción necesaria hoy es más urgente que nunca, la libertad de Julián
también lo es. Ya América Latina perdió a Víctor Jara y nadie pudo hacer nada,
pero por la libertad y la vida de Julián si que se puede hacer, y bastante. A Julián
no sólo lo ampara la Constitución Bolivariana, la Convención de Ginebra y la Convención
contra la tortura, sino la conciencia, la ética y el compromiso de miles de
hombres y mujeres que saben que es necesario y urgente el canto de Julián para
seguir luchando por una Colombia, y un mundo, con paz y justicia social.
Tiene
razón Julián, sólo amando venceremos!!